REPLANTEANDONOS EL GÉNERO
Por Farid Fernández
La sociedad en general se encuentra en
constante evolución de diversas maneras. En la última década el tema personal
de la identidad de género se trata en la esfera pública a un grado inimaginable.
Es importante analizar aspectos culturales, sociales, biológicos y políticos
del género. En este primer artículo nos replantearemos el Género
considerando la parte social y biológica, ya que somos parte de un grupo
particular en la sociedad que muchas veces es discriminado por ser considerado
diferente por su identidad de género.
Les invito a que ahora tomemos una
posición liberada del concepto binario de hombre – mujer en donde la identidad
de género presenta un panorama cambiante.

La mayoría hemos aprendido en nuestra
educación básica de secundaria que los cromosomas sexuales determinan el sexo
de un bebe, punto final: XX significa que es una niña, XY un niño. Pero en
ocasiones, XX y XY no cuentan la historia completa.
Hoy sabemos que diversos elementos de
lo que consideramos masculino o femenino, no se alinean por completo de acuerdo
a sus cromosomas. Es posible ser un individuo XX (niña al nacer) y en su mayor
parte masculino en términos de anatomía, fisiología y psicología, al igual que
es posible ser XY (niño al nacer) y en su mayor parte femenino.
Ahora, vamos más allá de lo biológico
en donde el Género es una amalgama de varios elementos: cromosomas (X y Y),
anatomía (órganos sexuales internos y genitales externos), hormonas (niveles
relativos de testosterona y estrógeno), psicología (identidad de género
autodefinida) y cultura (comportamientos de genero definidos socialmente).
En razón de lo anterior podemos decir
que las personas Transgenero nacemos con los cromosomas y genitales de un sexo
y tenemos una identidad de género interna que se alinea con el sexo opuesto,
incluso en ocasiones, con ninguno de ambos géneros, o no tienen genero alguno.
Científicamente, aunque no existe un cerebro “masculino” y otro “femenino”,
algunas características cerebrales de las personas Transgenero corresponden más
estrictamente al género con el que se identifican que el asignado al nacer.
Como dije antes, uno de los objetivos
con este articulo reducido (cuando detrás del tema hay mucho que discutir y
tanta información que estudiar constantemente), debemos aprender a liberarnos
del concepto binario, porque nuestra sociedad está construida sobre el cuerpo
sexuado y más concretamente sobre la genitalidad. Lo binario construye lo
masculino sobre el hombre-pene y lo femenino sobre la mujer-vagina de manera
excluyente y opuesta (la masculinidad excluye la feminidad y viceversa)
llevando a la par complementarios como la división sexual del trabajo y otros
que logran fomentar la discriminación por identidad de género.
Semejante dictadura del cuerpo aniquila
los deseos, considera cualquier “transgresión de la norma” como una aberración
y desviación y la etiqueta con términos ridiculizantes. Desde tal concepción
cultural se patologizó la transexualidad, hasta que el 17 de mayo de 1990 se
logró eliminar a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por
parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud, con el
objetivo principal de coordinar acciones que denuncien todo tipo de
discriminación del que son objeto las personas homosexuales, bisexuales y
transexuales.
Teniendo los antecedentes expuestos en
este primer artículo, pronto les compartiré una segunda parte de: REPLANTEANDONOS EL GENERO, donde
haremos un breve recorrido por el tiempo y el espacio desde el punto de vista
de la Antropología Transcultural con el objetivo de visibilizar aún más la
Transexualidad que es más antigua de lo que podamos imaginar y aún más, para
llegar a tener la convicción de que aún a pesar de estar parado ante nosotros el
gigante monstruo del patriarcado, existe la posibilidad de eliminar la rigidez
opresiva del sistema de géneros de la sociedad occidental y sobre todo que podamos
ser libres en el disfrute pleno de nuestra sexualidad reconociendo que eso va
más allá de nuestro cuerpo físico y de la estrecha concepción de los géneros, de
la cultura dominante y donde individualmente podemos empezar a romper la brecha
de la complejidad de la expresión sexual humana.
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